Parece suceder temprano cada año. Las tiendas ponen decoraciones navideñas. Los periódicos anuncian el regalo de navidad perfecto. Los comerciales de juguetes interrumpen los programas de televisión, La música navideña impregna el ambiente. Cuando vienes a darte cuenta tienes que asistir a banquetes, fiestas, que no te puedes perder, hay regalos que envolver, reuniones familiares que planificar, comidas que cocinar y una serie de otras actividades que hacen que la multitud se olvide del verdadero significado de la Navidad.
Los padres de un niño habían utilizado una sencilla escena de un pesebre para hablar a su hijo de María, José y el Niño Jesús. Ellos querían que él supiera que el Niño nacido en Belén era alguien especial. A medida que se acercaban los días festivos, el niño salió de compras con su mamá y su abuela. Un vendedor le mostró una resplandeciente enhibición de Papá Noel, juguetes y decoraciones. El niño estaba fascinado. Pero pronunció unas palabras que sobrepasaron por mucho su edad cuando subió la mirada y dijo: Pero, ¿dónde está el Niño Jesús?
Esta Navidad, tengamos en cuentra primoldialmente la razón de la celebración. Aunque ciertamente no se conoce el día exacto del nacimiento de Jesús, no por eso dejaremos de dar importancia a tan grande acontecimiento. Entonces cuando la gente escuche nuestras palabras y observe nuestras actividades, nos preguntarán, ¿dónde está el Niño Jesús? Será una buena oportunidad para hablarles de ese Niño que nació, vivió, murió, resucitó y que pronto vendrá a buscarnos.
