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Gracias a Dios

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Una de las noticias más frecuentes en los noticieros del mundo es la fuerte ola de frío que está afectando casi todos los estados acá en Norteamérica.  Hace un par de días estuvimos esperando una fuerte tormenta producida por un frío intenso que bajó del Ártico. Estuvimos esperándola desde las primeras horas de la tarde, pero llegó casi al anochecer. Por demás está mencionar que el espectáculo fue hermoso. Ver los pequeños copos caer mientras se acumulaban en el suelo, sobre árboles, techos y autos, producía una “cierta alegría” a pesar del frío que nos estaba golpeando.

Toda la noche estuvo nevando, pero al llegar el siguiente día; ¡Qué hermoso panorama! ¡Todo está cubierto de nieve blanca, reluciente! Mientras dábamos una mirada alrededor de la casa vinieron a mi mente varios pensamientos.

  • Gracias a Dios por tener un hogar calientito donde refugiarme del frío.
  • Gracias a Dios porque en su Palabra dice que “si mis pecados fueran como la grana; como la nieve serán emblanquecidos”.
  •  Gracias a Dios porque no hemos tenido necesidad de salir, ahora que la nieve se está convirtiendo en hielo lo cual es sumamente resbaladizo.
  • Gracias a Dios porque tengo la esperanza de que vendrá la primavera y todo lo que ahora está seco y congelado, volverá a la vida y será un paisaje que alegrará nuestro hogar.
  • Gracias a Dios por todas las llamadas telefónicas de familiares, amigos y conocidos que desean saber si nos encontramos bien, y si necesitamos ayuda.
  • Gracias a Dios porque le ha dado la fortaleza física a mi esposo para remover la nieve de los lugares peligrosos.
  • Gracias a Dios porque nuestros perros están calientitos y seguros en nuestra casa.

Pero por sobre todas estas razones, hoy quiero agradecer a Dios por todos aquellos lugares públicos que se abrieron para darle albergue a los que vagan por las calles sin hogar de manera que ellos también pudieran tener un lugar protegido donde estar.

Aunque en las noticias nos anunciaron la llegada de la nieve, su aparición no fue cuando la estábamos esperando; llegó sin avisarnos. Así será la venida de Jesús. Solamente debemos estar preparados para recibirlo y agradecerle por llevarnos a un mundo mejor (donde no habrá nieve). Estoy segura que mi lista de agradecimientos en esa ocasión será mucho más larga que la que les he mencionado hoy.

Ahí les comparto una foto de nuestra casa y del excelente trabajo de mi esposo al abrir el camino para sacar el auto.

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