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Dios siempre contesta

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 ¿Has pensado alguna vez que no vale la pena seguir orando por algo que Dios no te ha concedido? Yo debo confesar que en algunas ocasiones pensé así. Los seres humanos queremos respuestas inmediatas a nuestros pedidos. Nos hemos acostumbrado tanto a conseguir lo que queremos en un mínimo de tiempo que nos resulta difícil y hasta desesperante tener que esperar, pero cuando lo que pedimos es Dios quien nos lo tiene que dar, el asunto de la respuesta toma otro giro.

Dios no tiene prisa, ni tampoco nosotros lo podemos apurar con las respuestas a nuestros pedidos. Dios es Dios y él nos contestará nuestras peticiones en el momento que lo considere oportuno. ¿Te has dado cuenta que muchas de las cosas son creadas por Dios toman tiempo? Un bebé toma nueve meses para nacer, una flor toma tiempo para abrir ni un árbol crece y da frutos el mismo día que lo siembras. Dios tiene un tiempo determinado para todo y nosotros debemos aprender a esperar el tiempo de Dios.

Cuando oramos lo más importante es recordar que Dios nos escucha y responde. Es posible que no responda ni en el tiempo, ni en la forma que deseamos, pero siempre responde. Recuerdo lo mucho que mi madre oraba por la conversión de mi padre. Día a día durante los cultos familiares desde la sala de nuestra casa mi madre y yo doblábamos nuestras rodillas para pedirle a Dios por mi padre y por el regreso de mi hermana que se había apartado del Señor desde su juventud. En varias ocasiones yo pensaba que no valía la pena seguir orando pues no veía ningún interés espiritual ni en mi padre, ni en mi hermana, pero mamá no dejaba de orar. Sus suplicas ascendían al cielo con fe y confianza de que algún día Dios le contestaría.

Las oraciones de mi madre fueron respondidas en el momento oportuno. Oró más de cuarenta años por mi padre y quizá unos treinta y cinco por mi hermana, pero mi padre le entregó su corazón a Jesús con suficiente tiempo como para bajar al descanso en paz, y mi hermana regresó a la iglesia con suficiente tiempo para servirle al Señor por sus últimos quizás quince años de vida. Ahora ambos esperan el día cuando el Señor los llame de vuelta a la vida para reunirse con los redimidos de todas las edades y con nosotros. Aunque a veces pensemos que Dios se demora en responder a nuestras oraciones no perdamos la confianza porque la respuesta llegará cuando estemos listos para recibirla.

“También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar”. Lucas 18: 1