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El Ministerio Infantil; Un Ministerio de Amor y Dedicación

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En el  Salmo 75:1 leemos:”Gracias, te damos, oh Dios, gracia te damos, pues cercano está tu nombre, los hombres cuentan tus maravillas”. Quiero apropiarme de esas palabras primeramente para dar gracias a Dios por darme el privilegio de ser portavoz de las maravillas que Dios ha realizado para conducir su iglesia por un camino certero y seguro. Al compartir con ustedes la reseña histórica del Ministerio Infantil, no pretendo otra cosa sino dejar constancia de cuán importante es para el Señor que cuidemos del “rebaño pequeño”; los niños de nuestra iglesia, la comunidad, y del mundo entero. Dios me dio el privilegio de ser parte de esos comienzos y al compartirlo con ustedes espero que experimenten el mismo gozo y gratitud que yo siento.

La Iglesia Adventista del Séptimo Día en el cumplimiento de la misión dada por el Señor (Mateo 29:19,20) a su pueblo, desde sus comienzos ha tenido una estructura y programación que le permite no solamente evangelizar, sino también consolidar y alimentar la grey. Esa función se ha cumplido por años y por tal motivo existe la Escuela Sabática, estructura que tiene como objetivo estimular y conducir el estudio de la Biblia en forma sistemática mediante lecciones preparadas para cada grupo de personas y edades. Como es de suponer dichas lecciones deben ser preparadas tanto para adultos como para niños. Los registros revelan que desde el 1863 se comenzaron a escribir lecciones para niños con el fin de instruirlos en el conocimiento de la Biblia de acuerdo a las edades.

Siendo que el departamento de escuela sabática es el encargado oficialmente de la atención a los niños de la iglesia, se creó dentro del mismo una dependencia a la cual se le llamó Departamento de Evangelismo Infantil. A través de esa estructura se comenzaron a dar cursos de capacitación a los maestros que trabajaban con los niños en las cuatro divisiones infantiles. Durante muchos años el departamento de Evangelismo Infantil funcionó bajó el paraguas de Escuela Sabática hasta que en el año de 1995 se comenzaron a hacer revisiones a los programas para niños y se identificó la necesidad de crear un departamento que se abocara completamente a trabajar por el crecimiento espiritual de los niños, no solamente los sábado en la escuela sabática sino también proveyendo otras estrategias de aprendizaje bíblico para niños, e incluyéndolos en el programa regular de la iglesia.

Esta nueva propuesta causó gran revuelo en la iglesia debido a que por años los niños participaban solo de las actividades de la escuela sabática y del club de Conquistadores. Esto ahora tenía que cambiar y expandirse, y ameritaba un personal más preparado y especializado para trabajar con los niños. Es en ese contexto que la División Interamericana toma la iniciativa de explorar la forma de implementar el cambio para establecer la estructura de este nuevo departamento. Ese mismo año el Pr. Sergio Moctezuma, Director Departamental de Escuela Sabática y Actividades Laicas de la División Interamericana, me visitó en Venezuela para pedirme que asistiera a la reunión donde se discutirían los detalles de los cambios al programa de lecciones para los niños y la presentación de la idea de crear un nuevo departamento.

Esa fue mi primera experiencia directa con las personas encargadas de los programas para niños y durante esa reunión en más de una ocasión me fui al baño a llorar y a preguntarle al Señor para por qué me había llevado allí. ¿Acaso yo podía influir en las decisiones de la División Interamericana para que se tomaran acciones en favor de los niños? ¿Por qué yo, cuando habían tantas otras personas en diferentes países que podían tener más experiencia que mi persona? Esas y muchas preguntas más rondaban mi cabeza sin respuestas inmediatas, pero si algo he aprendido en la vida es que Dios tiene un plan para cada cosa y ese plan se cumplirá con nosotros o sin nosotros.

A mi regreso de las reuniones en la Conferencia General hice una parada en las oficinas de la División en Miami, para informarles de los resultados de la reunión. Con preocupación noté que había un poco de dudas en cuanto al proceso para poder separar el departamento de  Evangelismo Infantil del departamento de  Escuela Sabática, de manera que regresé a Venezuela para esperar y ver la forma como Dios abriría camino para el Ministerio Infantil. Me reuní con el Pr. José Escobar quien era el departamental de Escuela Sabática de la Unión, y le expliqué todo lo que había oído y aprendido en la reuniones de la Conferencia General. Poco a poco fuimos haciendo los ajustes necesarios para comenzar a darle espacio a este nuevo departamento en la unión, y a implementar programas especiales dirigidos a la atención de los niños.

Debo reconocer que en varios lugares de la División Interamericana la atención a los niños en las clases infantiles de escuela sabática funcionaban muy bien. Entre esos lugares se encontraban las uniones de México, Jamaica, Trinidad, al igual que Puerto Rico y Colombia. Sin embargo, todo lo que había para niños era solo la programación de los sábados y los clubes. ¿Cómo se podría llegar a conseguir que la idea de “la inclusión de los niños” en el programa regular de la iglesia fuera una realidad? Eso parecía una tarea muy difícil para los ojos humanos, pero Dios ya sabía cuál era la ruta por la cual se debía seguir.

Una tarde mientras preparaba los alimentos recibí una llamada telefónica del Pr. Agustín Galicia, secretario de la División Interamericana donde me notificaba que la junta me estaba invitando para que comenzara a organizar el departamento de ministerio infantil en el territorio de la división trabajando desde Venezuela. Me asusté, me temblaban las piernas, pero me sentía tan alegre al saber que había la intención de seguir con la recomendación de crear ese nuevo departamento para los niños, de manera que sin pensarlo mucho acepté la invitación. Le pregunté al Pr. Galicia por qué razón me llamaban a mí y su respuesta fue: “Hermana, usted es la única que tiene el departamento funcionando de esa forma en la División, y estamos seguros que podrá ayudar en las otras uniones a implementarlo”. Sí, mis queridos hermanos, el DEPARTAMENTO DE MINISTERIO INFANTIL TUVO SUS COMIENZOS EN VENEZUELA y de allí viajó a las diferentes uniones de la División Interamericana. ¡ALABADO SEA EL SEÑOR!

Esa tarde comprendí la razón por la que tuve que asistir a la reunión en la Asociación General, por eso el Señor me ubicó en el lugar donde se podía comenzar la tarea. Por esa razón Dios me llamó para compartir con otros las bendiciones que ya se comenzaban a ver en Venezuela. Ahora los niños estaban predicando, se formaron coros de niños, y se motivaron a los niños para que compartieran el evangelio con adultos y niños. Se preparaban los niños para ser bautizados con manuales especiales para ellos, se comenzó a capacitar a los maestros de las divisiones infantiles para que estuvieran mejor preparados, y se hizo provisión de materiales para enseñar la Biblia de manera más accesibles. Al compartir en mis viajes por las uniones de la División todas las maravillas que Dios estaba comenzando a hacer con los niños en la Unión Venezolana Antillana, las otras uniones de Interamerica comenzaron a interesarse por adoptar el plan de trabajar para iniciar el departamento de Ministerio Infantil.

Como todo los comienzos, el trabajo fue arduo, agotador y con fuertes presiones y resistencia, pero cuando Dios quiere lograr algo, sus bendiciones no se hacen esperar. Ya han pasado 25 años desde esa gran reunión donde el Espíritu Santo preparó a la iglesia mundial para que se hicieran esfuerzos específicos, dedicados, e intencionales para proveer a los niños de una mejor y más amplia atención en lo que a su desarrollo espiritual respecta. Era necesario que se hicieran cambios que pudieran garantizar que las nuevas generaciones de niños estarían mejor preparadas para conocer el plan de salvación, y para que la iglesia los visualice como líderes que llevarán los destinos de la misma antes del regreso de Jesús. Tenerlos sentados en sus sillas mirando y escuchando no le garantizaría a la iglesia un liderazgo de relevo eficiente. Era necesario un departamento dedicado a trabajar para que “cada niño del cuerpo de Cristo, esté preparado para el reino de los cielos”.  Era necesario que la iglesia comprendiera que los niños nunca dejarán la iglesia si se sienten amados y parte de ella. Era necesario un departamento que le enseñara a los niños del amor y la gracia salvadora de Jesús.

Hoy al contemplar el desarrollo que este departamento ha tenido no puedo menos que agradecerle al Señor porque un día impresionó a sus líderes para tomar decisiones acertadas en favor de los niños. Sobre ellos recaerá la gran tarea de ayudar en la terminación de la obra. Ellos son y serán una pieza clave en la historia final del mundo como lo declara la sierva del Señor: “Cuando los agentes celestiales vean que no se permite más a los hombres presentar la verdad, el Espíritu de Dios descenderá sobre los niños y ellos harán la proclamación de la verdad, una labor que los obreros de más edad, no podrán hacer, por cuanto su camino está cerrado”. (Tes.Iglesia 206)

Sí, mis queridos hermanos esos niños que hoy corretean en el patio de nuestras iglesias, llevarán sobre sus hombros una gran responsabilidad, por eso tú y yo tenemos que decir lo que Moisés le respondió al Faraón cuando le preguntó quiénes se irían con él al salir de Egipto: “nos vamos con nuestros niños y con nuestros viejos con nuestros hijos, con nuestras hijas…porque es nuestra fiesta solemne para Jehová”. En el Ministerio Infantil estamos decididos a llevarnos los niños al cielo para la gran fiesta con el Señor. (Exodo 10: 8,9).

Amén – Evelyn Omaña