En Deuteronomio 6:6,7 encontramos lo que se conoce el Shema que contiene el mandato que Dios le diera a Israel para que practicara con su familia con el fin de preservar la fe y adoración al verdadero Dios. Los israelitas estuvieron muchos años por generaciones expuestos a la idolatría y Dios quería que se conservara la fe mediante un sencillo método; contando y enseñando la fe a los hijos y generaciones futuras.
Hoy leí un relato de un padre cuyo hijo enfrentaba muchos problemas en la escuela. Siendo que era necesario enseñar al niño la forma de enfrentarse adecuadamente a esos problemas, el padre decidió comenzar a enseñarle una promesa para que la recitara todas las mañanas antes de irse a la escuela. Luego que el niño repetía la promesa hacía una corta oración pidiendo bendición y protección para el día.
Los niños también enfrentan desafíos en la escuela y en ocasiones no saben la forma de resolverlos. Muchos padres alientan a sus hijos para que se desquiten o devuelvan con agresividad cualquier ofensa o situación de conflicto que surja con los compañeros de escuela. Ese no es el mejor consejo porque la agresividad nunca ha sido el camino correcto para resolver problemas. Si los padres toman tiempo para enseñar a sus hijos las promesas bíblicas y a repetirlas diariamente antes de salir a enfrentar el día, podrán estar equipados de mejor forma para reaccionar correctamente y Dios les cuidará de cualquier ataque del enemigo. Enseñemos a nuestros hijos a amar y confiar en Dios mediante el estudio de sus promesas.
