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Olvidar o No Olvidar

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Saludos cariñosos queridos amigos:

Estoy segura que me han extrañado tanto como yo los he extrañado a ustedes. Ya han pasado cuatro meses desde que comenzó el año y no me había sido posible tomar unos minutos para pasar por mi página y compartir con ustedes algunas de mis ideas y proyectos.

Creo que a todos nos ha sucedido alguna vez que cuando dejamos de hacer algo que estamos acostumbrados a realizar, cuando intentamos volver a hacerlo no podemos. Eso ha sido justamente lo que me sucedió. Olvidé  mis contraseñas, mis claves y toda esa información privada que solemos colocar en nuestros dispositivos por lo tanto estaba totalmente imposibilitada de entrar para escribir y accesar a mis páginas.  ¿Y cuál fue la razón? Simplemente OLVIDO. Olvidé toda esa información porque no lo usé desde hacía mucho tiempo.

Entonces me hice una pregunta: ¿olvidar es bueno, o malo? En realidad la respuesta a la pregunta dependerá de varios factores. Si se trata de olvidar experiencias malas, traumáticas, y desagradables, la respuesta será SI, esas cosas es bueno olvidarlas para que no nos hagan daño. Por otro lado si el olvido se aplica a experiencias que nos dejaron lecciones beneficiosas y nos ayudaron en el proceso de madurar, entonces olvidar NO ES BUENO.

Como verán la acción de olvidar puede tener diferentes connotaciones dependiendo a qué se aplicará la acción. En mi caso olvidarme de la información necesaria para poder accesar a mis dispositivos, me causó mucho estrés y frustración. Por otro lado me sirvió para NO OLVIDAR que Dios nunca se olvida de mí y que me escucha cuando le suplico su ayuda . Hizo posible que pudiera resolver el problema para que todo volviera a funcionar correctamente. La experiencia me sirvió para convencerme una vez más, de que las cosas se logran si tenemos a Jesús involucrado hasta en los detalles más comunes de nuestra vida. Hoy estoy más convencida de la importancia de NO OLVIDAR lo que Dios ha hecho en mi vida y lo que hará si me mantengo en comunicación con Él.  ¿Y tú qué piensas?

Bendiciones,

Evelyn O.